El banco que absorbió Liberbank plantea mover empleados y dar prioridad a la adscripción voluntaria al ERE
Los sindicatos piden menor ajuste
Unicaja, quinto banco español por volumen de activos, pretende reducir su plantilla en 1.513 personas, el 15,6% del empleo actual del banco tras la integración de Liberbank, y reducir su red de oficinas en casi un tercio (28,19%) con el cierre de 395 sucursales, según anunció ayer la empresa a la representación laboral en la mesa negociadora del expediente de regulación de empleo (ERE). Unicaja no precisó el impacto por regiones ni las condiciones económicas que ofrecerá al personal saliente. Las oficinas a cerrar serán las de pequeño tamaño y que no se ajusten al nuevo modelo de negocio, las situadas en localidades muy poco pobladas y que no permitan su rentabilidad, y aquellas en las que haya duplicidades por localización, dijeron fuentes sindicales.
La empresa sostuvo su pretensión de que las bajas se cubran de modo prioritario mediante adscripciones voluntarias y anunció que también aplicará movilidad geográfica de carácter colectivo.
Este recorte (508 empleos en servicios centrales y 1.005 en oficinas) se sumará a las 437 salidas que ya tiene pactadas Unicaja de procesos anteriores y que aún no han sido ejecutadas, y a las 750 excedencias de Liberbank cuyo coste total (120 millones) ya provisionó este verano.
El banco atribuyó su decisión al deterioro que sufre el negocio bancario, el estrechamiento del margen de intereses por los bajos tipos de interés, la exigencia de transformación del modelo de negocio, la automatización y la simplificación de procesos y el cambio de hábitos del consumidor en su relación con las entidades financieras.
Junto con el plan de despido colectivo y de traslados mediante un expediente de regulación de empleo, Unicaja Banco pretende abordar la modificación sustancial de las condiciones de trabajo para la homogeneización de las condiciones laborales de la plantilla, que actualmente presenta diferencias en función de cuáles eran las vigentes en los dos bancos de procedencia de los trabajadores antes de la fusión.
Según fuentes sindicales, el banco informó de que pretende unificar departamentos y estructuras, así como un redimensionamiento de los servicios centrales.
De los 540 millones en que se estiman los costes de la integración, 370 millones (el 31,5%) corresponden a ajustes de capacidad (empleo, oficinas y estructura), según dijeron los dos bancos en diciembre. Entonces estimaron unos ahorros recurrentes de 159 millones anuales, que, sumados a los 32 millones por el plan pendiente de Unicaja, arrojaría un total de 192 millones. Con posterioridad, Liberbank dotó 120 millones para los 750 trabajadores en excedencia, lo que le permitirá unos ahorros recurrentes de 40 millones anuales a partir de 2022 y de 20 millones en el ejercicio actual. Estos trabajadores verán renovada su excedencia anualmente hasta el final del acuerdo que exista con cada uno, dijeron ayer medios sindicales, salvo los 45 que ya han causado baja.
Manuel Menéndez, consejero delegado, anticipó la semana pasada que la cifra de 159 millones de ahorro anunciados en diciembre será superado al estimar nuevas sinergias por la vía de los ingresos que no se habían considerado.
CC OO lamentó el ajuste y opinó que debe reducirse y que el número de salidas debe justificarse, aunque ve posibilidades de acuerdo si las bajas son realmente voluntarias y las condiciones que se ofrecen son atractivas. UGT se mostró “decepcionada” por la falta de concreción en el recorte, las edades del personal afectado, las condiciones económicas, el impacto por territorios y otros extremos. CESICA anunció que se opondrá a cualquier medida que no sea voluntaria. CSIF habló de “cifras escalofriantes”. CSI no ve imprescindible el recorte para el banco pero cree que podría haber acuerdo si hay diálogo, voluntariedad y buenas condiciones para los que se vayan y también para los que se quedan.