Por Juan Fernández-Miranda en «ABC»
El PSOE asturiano, laboratorio de las políticas culturales más casposas.
Alguien me explicó que hay dos tipos de personas: las que utilizan la cabeza para pensar y las que la usan para embestir. Recuerdo esta frase cada vez que llegan a mis oídos noticias de las autoridades socialistas de Asturias sobre temas que afectan a la cultura española. Mis ocho apellidos asturianos sienten vergüenza: no es esa la Asturias de mis amores, sino la otra, la que sabe compatibilizar como nadie las dos patrias, chica y grande, sin nacionalismos excluyentes ni matrias y otras chorradas. Asturias, allá donde Pelayo lanzó la Reconquista, el lugar del que partiera Jovellanos con nuestra mejor Ilustración, donde se escribió el guion de la Transición, es hoy tierra de lastras y barbones.
Lo digo con pesar: algo está pasando en el socialismo asturiano, convertido en laboratorio de las políticas culturales más casposas de la izquierda española, muchas de ellas impropias del PSOE. Lo que los socialistas no admiten en Andalucía, ni en las dos Castillas, ni en tantos otros sitios de España, está impregnando poco a poco al socialismo asturiano, que manda casi siempre en el Principado porque la derecha tiene la dudosa virtud de romperse en dos cada vez que tiene la oportunidad de gobernar.
Tres ejemplos de desprecio a la cultura: el Principado ha dejado escapar el mayor archivo privado de España, el de Revillagigedo, con documentos de diez siglos de nuestra Historia, de Asturias a Manila, de Florida a Alaska, de Trafalgar a la Armada invencible. ¿Qué consejera de Cultura sería capaz de despreciar este tesoro? Pues, casualmente, fue la hoy alcaldesa de Gijón, que acaba de prohibir los toros porque dos se llamaban Feminista y Nigeriano y a la que en su ciudad ya le preguntan con sorna si va a cerrar también el Hípico, dado que hay dos caballos llamados Coreano y Obama. ¡Intolerable!
El último desprecio ha sido la pasividad del Principado ante la venta al Prado, y a un precio ridículo, del único Goya exhibido en Asturias. Ese es hoy el legado cultural del PSOE asturiano: sin goyas, sin toros y sin Historia de España. Y mientras unos embisten, la cultura española ya se va cruzando el túnel del Negrón.