Por una vez, completamente de acuerdo con Adrián Barbón. Es “intolerable” como él dice que haya que llamar más de 30 veces (con hacerlo una debería bastar) al centro de salud para que te atienda el médico. “Intolerable” es la palabra elegida por Barbón.
Hay otras muchas formas de expresarlo y se escuchan en la calle, en el autobús, en el trabajo, en la tienda, en la cafetería… La gente cuando se queja exhibe de repente una verborrea y riqueza expresiva que ya quisiera Cervantes.
Es una vergüenza. Es insufrible, agotador, indignante, desesperante, frustrante. Enfada mucho y disgusta no lograr una cita con el médico. Lo más suave que se puede decir tras más de 100 llamadas en una mañana es que eso es “intolerable”. Solo queda desahogar y echar por la boca. La queja por la queja. No sirve para nada, pero ayuda a relajarse. Es lo que pueden hacer la mayoría de los asturianos.
Pero no Adrián Barbón. Porque él no es un asturiano cualquiera, sino el Presidente del Principado, cargo al que se presentó porque considera que él puede gestionar y bien las cosas de los asturianos. Suyo no es el privilegio de quejarse y soltar que es “intolerable” hacer más de 30 llamadas para que te atienda el médico. Mucho menos en sede parlamentaria, como si fuera la cola de la frutería.
Lo suyo es arreglarlo. Porque para eso es el Presidente del Principado y porque ese es su deber: arreglar las cosas. Es ya tarde para la empatía tras varios meses con las centralitas colapsadas.
Lo “intolerable” es no hacer nada.