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La desertización del Suroccidente tras la térmica: «Quedamos como reserva de caza»

por netastur

Por D. Álvarez, en LNE

Los efectos del cierre de la central térmica del Narcea y previamente de las minas de carbón ya se llevan notando en Tineo desde hace tiempo. El parón definitivo de la actividad de la central el pasado martes tan solo ha reforzado entre los vecinos del Suroccidente la sensación de declive de la zona, puesto que las consecuencias que conlleva la pérdida de este centro de trabajo, que en sus mejores tiempos llegó a emplear a más de 300 personas, ya se estaban percibiendo desde que se anunció su cierre y llegó el fin de la minería.

Los negocios son los que más notan la paulatina pérdida de población y eso también les hace temer por su continuidad. «Se nota la pérdida de población a pasos agigantados, sobre todo de juventud, aunque ya en los últimos tiempos había mucha gente de la térmica que venía a trabajar desde otros concejos y no se quedaba aquí», asegura Giovanna Suárez, que tiene una tienda en el centro de Tineo.

Una visión pesimista también tiene Luis González, que regenta una ferretería y asegura que el cierre de la central y del sector minero «afectó al concejo terriblemente, lo hundió» y añade que la zona «va a quedar como una reserva para que los señoritos vengan a cazar y nada más». A su lado, Ana María González, aporta una versión más positiva para el futuro de la zona. Cree que se debe apostar por las energías renovables y que la pandemia del coronavirus devolverá población a los pueblos. «Va a marcar una época y los pueblos van a volver a crecer en unos años, se va a valorar la calidad de vida y que se puede teletrabajar», expone.

Ya en octubre del año pasado un grupo de trabajadores de la térmica de Soto de la Barca fueron trasladados a otros centros de trabajo de Naturgy. Uno de ellos, un joven tinetense que se tuvo que ir a Orense, recuerda que cuando entró a trabajar en la térmica hace más de una década, sus conocidos le felicitaban porque era un trabajo que se consideraba estable y con unas buenas condiciones. «Fue entrar nosotros y las convenios empeoraron, fue todo a menos y llegamos hasta el punto del cierre», lamenta el joven, que pide ocultar su nombre.

«El mazazo es gordo y comparándolo con otros países se ve la injusticia, ya que mantienen las centrales hasta 2038, mientras que aquí se hacen cierres prematuros y se compra energía que procede de Marruecos», denuncia.

En su caso se trasladó a Orense y su sensación es que aún está de paso y durante los descansos intenta volver a Tineo. Por suerte, explica, no tiene una hipoteca que le ate a Asturias como otros compañeros, que en algunos casos también habían formado familia.

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