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Modelos a seguir. Y no

por Comunicación Foro

Por Inaciu Iglesias, en El Comercio

¿Vamos a seguir apostando por el modelo que llevó nuestro carbón al desastre? ¿O por el que posicionó nuestra leche en lo más alto?

Leche y carbón. Blanco y negro. Ébano y marfil. Dos maneras de llevar dos sectores básicos de nuestra economía –el lácteo y el carbonífero– que evolucionaron de manera muy diferente, consiguieron resultados totalmente opuestos y a los que no reconocemos como se merecen. Uno fracasó, el otro triunfó y los tratamos como si fueran iguales. Y no lo son.

Imaginen que hubiera sido al revés: que nuestro carbón se hubiera gestionado como nuestra leche; y viceversa, nuestra leche gestionada como el carbón. Imagínenlo. En el primer caso, seguiríamos disponiendo de empresas carboneras modélicas. Algunas públicas, otras cooperativas, otras de capital repartido, y algunas privadas. Pero todas bien llevadas; como lo están ahora nuestras industrias lácteas: un sector donde conviven una gran corporación alimentaria, una importante empresa familiar, alguna presencia multinacional, varias firmas medianas y muchas pequeñas; ninguna perfecta, pero todas modélicas. Pues imaginen –insisto– que nuestro sector carbonífero hubiera evolucionado así. Podríamos tener ahora una gran corporación cuyo solo nombre remitiera a la excelencia y a nuestra mejor marca-país. Podríamos tener una Hunosa muy distinta a la actual: decente, potente y eficiente; una empresa sin mafias sindicales gestionando la chequera; con miles de familias beneficiándose de sistemas de protección, montepíos, orfanatos, economatos, ciudad residencial y balneario donde acumular descansos y recuerdos; con una explotación moderna de sus montes y biomasa; con una recuperación del entorno natural sin fraudes continuos; dónde pudieran convivir las, explotaciones públicas y privadas, las grandes y las pequeñas, todas normales; y con una gestión no delictiva de los fondos mineros para no convertirlos en armas extractivas al servicio de los chantajistas.

Y ahora imaginen exactamente todo lo contrario: un sector lácteo gestionado como se gestionó nuestro carbón en los últimos cuarenta años: un desastre sin paliativos; despilfarrando ayudas y cuotas lácteas, cerrando explotaciones ganaderas después de encerrarse dentro; haciéndonos tragar el cuento de que nuestras granjas son inviables por definición; robándonos el futuro; quemando neumáticos y cortando autopistas para negociar convenios y prejubilaciones y pidiendo solidaridad a todo el mundo mientras, en ese mismo mundo, se siguen abriendo más y más industrias lecheras y su consumo y su valor suben y suben y suben y aquí no queda nada. Nada. Piensen en todo lo que supondría un sector lácteo asturiano cuyos líderes sindicales llevaran cuarenta años poniendo y quitando presidentes y gobiernos y cuyos empresarios principales no fueran más que delincuentes, sinvergüenzas y estafadores dedicados a extorsionarnos una y otra y otra vez.

«Solo hay que comparar Central Lechera Asturiana con Hunosa; Reny-Picot con Minas de Figaredo; Mantequerías Arias con La Camocha; o cualquiera de nuestros medianos, grandes o pequeños empresarios del sector con Victorino Alonso, Rodolfo Cachero o Jose Ángel Fernández Villa»

INACIU IGLESIAS

Porque esa es la realidad, el increíble contraste: solo hay que comparar Central Lechera Asturiana con Hunosa; Reny-Picot con Minas de Figaredo; Mantequerías Arias con La Camocha; o cualquiera de nuestros medianos, grandes o pequeños empresarios del sector con Victorino Alonso, Rodolfo Cachero o Jose Ángel Fernández Villa. Y ver que, efectivamente, no hay color. Y ahí viene mi gran pregunta: ¿Dónde está el reconocimiento de unos y la vergüenza de otros? ¿Qué hacemos con las medallas de Oro? ¿Qué futuro queremos para nuestro pequeño y verde país? ¿Qué métodos, maneras y personas preferimos para llevar lo nuestro? ¿Vamos a seguir apostando por el modelo que llevó nuestro carbón al desastre? ¿O por el que posicionó nuestra leche en lo más alto?

Y, por supuesto, nada es tan simple; no todo es blanco o negro, y hay matices. Y precisamente por eso tendremos que seguir hablando de los muchos grises de nuestra siderurgia, los verdes de nuestra hostelería, o los rojos de nuestro sector energético: porque todavía estamos a tiempo de decidir qué queremos hacer con nuestras regasificadoras, hidrógenos, térmicas y demás. No vayamos a confundirnos otra vez.

Solo hay que comparar Central Lechera Asturiana con Hunosa, RenyPicot con Minas de Figaredo, Mantequerías Arias con La Camocha.

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