En la primera jornada del Debate sobre Orientación Política que se está celebrando en la Junta General, tuvimos una cierta sensación de «déjà vú». Es decir, de que lo que estaba planteando el presidente del Principado, Adrián Barbón, correspondía más bien a un discurso de investidura. Incluso el propio Barbón lo presentó como su «agenda para el cambio». Fueron desgranadas tal cantidad de propuestas de acción que, la verdad, parece que no quedan apenas nueve meses para que finalice la legislatura. Entre ellas, algunas tan importantes como la ampliación de las ayudas directas para el incremento de la natalidad y el cuidado de niños, además del refuerzo de las deducciones fiscales en los concejos rurales. Algo que, como todos sabemos, es el gran problema de nuestra Asturias menguante. Pues bien, la pregunta que nos hacemos es bien sencilla: ¿y por qué esto no se hizo antes? Si todos estamos de acuerdo con que el reto demográfico es un problemón, ¿por qué es necesario esperar al cuarto año para reforzar las medidas? Vale, es verdad que la lucha contra la pandemia lo paralizó y absorbió todo, pero una apuesta fuerte para volver a subir del millón de habitantes se debería haber llevado a cabo con mayor premura.
En la segunda jornada, y ya con los grupos de oposición, el debate tomó un tono más tradicional. Entre otras cosas, porque esta comparecencia parlamentaria suele utilizarse para pergeñar alianzas de cara a la aprobación de los presupuestos. Con mayor motivo en esta ocasión, puesto que las elecciones autonómicas se ven cercanas y hay más dificultades a la hora de negociar. Parece que tanto IU y como Ciudadanos se perfilan como socios preferentes, mientras que el resto se encuentra a mayor distancia. En definitiva, asistiremos a un tira y afloja clásico no sabemos si con final feliz. Como conclusión, diríamos que en nuestro paraíso natural seguimos creyendo que podemos congelar el tiempo. O sea, da igual el primer año de legislatura que el último, porque seguimos hablando de los mismos temas. Sobre todo, en materia de infraestructuras donde nuestro saldo con el Estado continúa siendo muy deficitario. Esto es, autovías sin acabar (A-63), una alta velocidad ferroviaria diseñada de aquella manera (termina en León) o multitud de actuaciones pendientes en nuestras ciudades (ronda norte de Oviedo, plan de vías de Gijón o soterramiento de Langreo). Insisto, seguimos pensando que el tiempo no pasará, pero pasa…