Por Álvaro Nieto, El Blog de Álvaro Nieto
Los datos sobre la covid-19 y el proceso de vacunación evolucionan cada vez mejor. Pese a ello, buena parte de España tiene miedo. Basta ver la televisión para comprobar en menos de cinco minutos que estamos en pleno apocalipsis: los contagios se han disparado y vuelven los toques de queda. No es de extrañar, por tanto, que miles de personas sigan llevando la mascarilla por la calle pese a no ser obligatoria.
La imagen que se está transmitiendo es de que volvemos a estar como el año pasado. De hecho, hace unos días un programa informativo de referencia se marcó un chiste sin ninguna gracia. Un periodista hablaba desde Barcelona sobre un rótulo que decía «Cataluña, peor que nunca». Ese día habían muerto cinco personas por covid en esa comunidad, como también se indicaba en otra parte de la pantalla. El problema es que el titular debía haber sido exactamente el contrario («Cataluña, mejor que nunca»), pues no en vano esa región está registrando estos días sus menores cifras de muertos por coronavirus. Por el contrario, el 30 de marzo de 2020 fallecieron 416 personas en Cataluña: aquel sí fue un día negro, pero algunos parecen haberlo olvidado.
No está muy claro si este terrorismo informativo es el que está provocando que los políticos aboguen por nuevas medidas restrictivas o si más bien son los medios los que están dando cobertura a los tics totalitarios de nuestros dirigentes. En cualquier caso, unos y otros están consiguiendo imponer el miedo entre la población a pesar de que, con los datos en la mano, es evidente que estamos en el mejor momento desde que empezó esta crisis. Veamos pues algunas razones, a modo de escudos, para contrarrestar y protegerse frente al clima de terror que se está inoculando desde la mayoría de los medios de comunicación:
1.- Todos los expertos nos avisaron de que, una vez que volviéramos a la normalidad, habría repuntes. Es lógico: cuanto más contacto, más contagio. Si la mascarilla deja de ser obligatoria en exteriores y se eliminan progresivamente las restricciones, lo inevitable es que haya más contagios que antes. Pero eso no quiere decir que tengamos que dar marcha atrás. Nadie nos dijo que esto fuera a terminar de forma drástica de un día para otro, sabíamos que el fin sería paulatino y que tendríamos que aprender a convivir con el virus.
2.- El indicador que se suele usar como referencia para calibrar cómo va la pandemia, la incidencia acumulada (IA), ha dejado de ser útil porque actualmente el número de casos detectados que derivan en un ingreso hospitalario no tiene nada que ver con el de hace un año. La situación ha cambiado drásticamente gracias a la vacuna. Por eso seguir diciendo en los telediarios que la incidencia se dispara respecto al día anterior no significa nada. Lo que hay que mirar es cómo están los hospitales, cuánta gente está ingresando en las UCI y, en última instancia, cuántos muertos hay. Y esos tres criterios están en mínimos. Según los últimos datos del Gobierno, en España apenas el 4% del total de las camas hospitalarias están ocupadas por pacientes covid y el 10% en el caso de las UCI. En cuanto a los muertos, ninguna comunidad ha registrado más de diez en la última semana e incluso hay regiones donde no fallece nadie.
3.- Por tanto, ya no estamos ante una emergencia sanitaria porque nuestros hospitales no están saturados ni al borde del colapso. De hecho, la situación es tan buena que se está ingresando a personas de riesgo aunque tengan síntomas leves por pura precaución. Y eso es otro síntoma de que vamos bien.
4.- Estar contagiado no significa estar gravemente enfermo, pues la inmensa mayoría de los casos detectados superan la enfermedad con síntomas parecidos a los de una gripe común y, por supuesto, sin pasar por el hospital.
5.- Tardaremos años en conseguir que haya cero contagios porque, entre otras cosas, hay un porcentaje de la población que, libremente, ha decidido no vacunarse. ¿Mantenemos las restricciones hasta que se hayan inmunizado todos los no vacunados? El que quiera asumir riesgos y no vacunarse, está en su derecho, pero los vacunados debemos exigir que se nos deje hacer vida normal.
6.- Muchos de los ‘terroristas’ que estos días pretenden alarmarnos se aferran como clavo ardiendo a los datos de contagios entre los jóvenes. De hecho, sistemáticamente se nos recuerda que ahora en los hospitales ha bajado la media de edad de los pacientes. Pues claro. Si tienes vacunados a casi todos los mayores de 50 años, es lógico que la mayoría de contagiados sean jóvenes y que alguno acabe en el hospital. Que se disparen los contagios entre los jóvenes sería un problema grave si sus mayores no estuvieran vacunados, que son la población más vulnerable, pero resulta que sí lo están.
7.- El hecho de que la mayoría de los nuevos contagiados sean jóvenes es la mejor prueba de que la vacuna funciona pero, en vez de contarlo como un dato positivo, nos hemos puesto a criminalizarles como si con su actuación ‘irresponsable’ fueran a matar a millones de personas.
8.- Además de señalar a los jóvenes, hay ‘terroristas’ que insisten en poner énfasis en que algunos mayores se han infectado estando vacunados, pero nadie recuerda tres datos fundamentales que conviene no olvidar: 1) estar vacunado no evita al 100% el contagio porque ninguna vacuna es infalible, 2) las vacunas no suelen ser efectivas hasta varios días después de la segunda dosis y 3) si te contagias estando vacunado los síntomas suelen ser leves.
9.- Varias comunidades autónomas han vuelto a los toques de queda a pesar de que en alguna de ellas ya ni siquiera muere gente por covid. Esto es lo más parecido a matar moscas a cañonazos y sólo comparable a tratar de evitar los accidentes de tráfico prohibiendo la circulación por las carreteras. Soluciones drásticas y sencillas para problemas complejos. En vez de tratar a los ciudadanos como adultos, es mejor pensar que son idiotas. Si la letalidad de la covid está ya por los suelos y la mayor parte de la gente pasa el virus como una gripe, ¿qué narices hacemos aplicando medidas excepcionales?