En estos diez años que ocupo esta columna un par de veces por semana he titulado esta columna del mismo modo que lo hago hoy en tres ocasiones. Hoy es la cuarta. Solamente han cambiado los nombres que acompañaban a la primera parte del título.
Y no ha tenido una paridad política, pues tuvo como protagonistas a un político del PSOE, a uno del PP, a uno de IU y hoy tiene a uno de FORO.
El resumen es siempre el mismo: en política no todo vale. De hecho no vale casi nada que no sea el debate, la crítica constructiva y el trabajo. El resto es basura que envilece a quienes se dedican a la política porque no saben hacer otra cosa, e incluso a quienes siguen pensando que es el ‘arte de lo posible’.
Y lo que ha hecho Vox al secretario general de FORO es basura. Es un sectarismo intolerable y sesgado. Es indigno de nadie que quiera dedicarse a la res pública. Y si no lo ven así, pronto estarán en sus casas, lamentablemente para quienes les votan y afortunadamente para aquellos que nos repugnan episodios como este.
Vox ha colocado una serie de vallas publicitarias con el rostro de Adrián Pumares y unas tiritas en su boca, diciendo que nadie te calle. Una mofa absurda e indigna. Un espectáculo que deja en ridículo no al Sr. Pumares, sino a quienes lo encargan, lo pagan y lo difunden.
No es una cuestión de oficialidad o no. Ahí cada uno puede pensar lo que quiera y será la Junta General quien lo decida, con sus votos y los míos, y los de Vox y los de todos los partidos con representación parlamentaria. Eso se llama democracia. Nadie calla la boca a nadie. Pero el fondo ya no es objeto de discusión. Cuando uno grita, cuando uno insulta, cuando uno agrede, pierde el fondo por la forma.
Porque yo puedo estar en contra de la oficialidad, pero jamás querría que me identificasen con estos tipos que colocan unos carteles aberrantes. Igual que puedo estar a favor de la oficialidad y no quiero pasar ni cerca de un minúsculo grupo que el sábado pasado aprovechó para insultar a unos policías en una manifestación pacífica en el 99 % de los que allí acudieron.
Por eso, la caza al hombre nunca da buen resultado. Los señores de Vox, que generalmente hacen de la desmesura su bandera, han vuelto a equivocarse. Han vuelto a creer que pueden reírse de alguien y que eso iba a darles un rédito político.
Nada más lejos de la realidad. Pensar eso es considerar al votante y al ciudadano un borrego adocenado que se va a reír de la chanza burda de un ‘faltosu’.
Y, de esos, afortunadamente, cada día quedan menos.