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Asturianos, disuélvanse

Por Inaciu Iglesias, en El Comercio

por Comunicación Foro

«Da igual que las elecciones sean autonómicas o locales: lo único que importa es la Moncloa, la dirección de Génova y todo lo de ellos. Y por eso desprecian hasta a su propio candidato en Asturies. Quieren que dé la cara y esté callado. O mejor: quieren que hable mucho para no decir nada y decidir menos»

Parece que sobramos. Los asturianos, digo. El plan de Génova para la reunificación del centro derecha es muy simple: no hace falta nadie. Y nosotros, menos. Ellos van a ganar, y no hay nada que sumar; ni siquiera que dividir: se trata de aniquilar. Ni aliados, ni cómplices, ni arbeyos que acaben viniendo al platu: estorbamos todos porque, según ellos, o se vota a los populares o ganan los socialistas. O ellos o nosotros, o papá o mamá, o Sánchez o Feijoo. Y da igual que las elecciones sean autonómicas o locales: lo único que importa es la Moncloa, la dirección de Génova y todo lo de ellos. Y por eso desprecian hasta a su propio candidato en Asturies. Quieren que dé la cara y esté callado. O mejor: quieren que hable mucho para no decir nada y decidir menos. Y a quien le hacen el feo ya no es a él, a Diego Canga: una persona respetable. A los que quieren guapos y callados es a todos nosotros, los asturianos, quieren que salgamos bien en sus fotos y les rellenemos de color –azul o rojo, da igual– uno de esos mapas que tanto les gusta enseñar el día de los debates.

Cuando el propio candidato popular repitió que no tenía sentido ir separados, llegó Génova y mandó parar

Eso es lo que somos para ellos: una querida –una patria querida– guapa y auténtica, que poder visitar en vacaciones (o en campaña electoral) y con la que nunca hay que comprometerse. Nada. Nada serio: todo muy paraíso natural, muy principesco y muy antiguo, pero sin papeles. Y por eso, cuando el propio candidato popular repitió que no tenía sentido ir separados, que sus militantes le pedían a gritos la unificación, y que él mismo quería ofrecer a FORO una coalición electoral, llegaron los señores de Génova y mandaron parar.

No hombre no, los asturianos no podemos tener una derecha como la gallega, porque acabaríamos siendo como los vascos; o, peor aún, como los catalanes. Las identidades las carga el diablo y por eso nos toca seguir políticamente desnutridos, por miedo al sobrepeso. Ese es el mensaje de la dirección del partido popular: disuélvanse. Que lo asturiano está muy bien, pero sin pasarse, que una cosa es ejercer en la romería y otra en el Parlamento, y que para lo de los escaños ya están ellos. Y nosotros, a callar, a dejar de ser nosotros mismos por miedo a ser demasiado nosotros mismos; a seguir en la nada por miedo a todo y a no liarla, que aquí lo importante es el voto útil. Útil para ellos, se entiende.

En los últimos 40 años, las dos veces que la derecha ganó las elecciones en Asturias lo hizo sumando

Lo que pasas es que los datos son tercos. Y en los últimos cuarenta años –en nuestro pequeño y verde país– las dos únicas veces que el centro-derecha ganó las elecciones lo hizo sumando. No suprimiendo ni dividiendo. La primera, a mediados de los noventa, sumando los escaños del Partido Popular y del Partíu Asturianista y haciendo presidente a Sergio Marqués. Y la segunda, a comienzos de la década de los diez, sumando los escaños de FORO Asturias y del partido popular para investir a Álvarez-Cascos.

En solitario, el PP nunca consiguió la mayoría. Y nada asegura que lo vaya a hacer ahora. Y siguen empeñados en despreciar a aquellos con los que van a acabar pactando. Sin atender a razones, argumentos ni ecuaciones. Todo demasiado infantil: dejadme solo, que yo lo valgo.

Y, en fin, yo qué quieren que les diga. Pues que, en momentos así, necesitamos mucha cordura y sensatez en las instituciones, y una voz propia que nos defienda. A nosotros. A los asturianos; digo, a los que nunca nos vamos a disolver.

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