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La falacia del ‘estado de alerta’ sin estado

por netastur

Por José Luis Magro, en El Comercio

«Los que esperan sacar tajada contigo colaborarán con mayor ahínco

si son conscientes de que tomas buena nota de sus servicios,

que aprecias su trabajo y de que, llegado el momento,

siempre te encontrarán dispuesto a escuchar sus peticiones».

Q. Cicerón. ‘Comentariolum petitionis’. (Manual del Candidato).

La única cara positiva de la pandemia del coronavirus, ha sido haber dejado patente que a los partidos que sacaron adelante el actual Gobierno de España lo único que les interesa es exigir a Pedro Sánchez que tome buena nota de sus servicios para que, llegado el momento, dé respuesta a sus peticiones.

Dos semanas antes de decretar el estado de alerta, la foto de la reunión bilateral entre el Gobierno de España y el de la Generalitat, presidido por un racista (27-02-20) deja patente que su único propósito era arrancar al Estado Español la mayor tajada posible de poder.

Es la foto de la vergüenza, de la indignidad y de la injusticia manifiesta contra todos los españoles. Está pergeñada para exhibir un diálogo sin diálogo, pero que les permite esparcir todo lo infamante, ilegal, deshonesto o corrupto que hay en sus oponentes para desacreditarlos y eludir así el debate político.

Es una foto manipulada, pues deja oculta entre el follaje de los discursos la inmunda charca donde van arrojando los paradigmas democráticos y que, según el profesor Pedro Olalla son, entre otros, los siguientes: «La ‘isonomía’, que exige la igualdad política para todos los ciudadanos; la ‘dike’ y la ‘aidos’, el sentido de la justicia y el de la vergüenza; la ‘dikaiosyne’, que exige atenerse a la justicia por lo que es en sí misma y no por lo que les conviene a los de la foto; la ‘eleutheria’, la libertad, y la ‘eudaimonia’, la felicidad como la realización plena de la persona y como razón de ser del Estado». Sólo existe verdadera democracia cuando el poder se somete al imperativo de la ley en todas y cada una de sus decisiones. Es el único modelo político que puede cortar de raíz las arbitrariedades de los gobernantes y dar seguridad a los gobernados, pues conocen de antemano las consecuencias jurídicas de sus actos. Cuando las dos delegaciones nos vendieron que cualquier acuerdo al que llegasen se haría «en el marco de la seguridad jurídica», eliminando, ex profeso, la apelación al ‘marco constitucional’, estaban masacrando la ‘isonomía’ que proclama y garantiza nuestra Constitución para todos los españoles.

El coronavirus ha propinado un sonoro manotazo al flamante Gobierno de Pedro Sánchez, al haber puesto de manifiesto que bajo esa aureola de progresista sólo había mediocridad, vacuidad y la esterilidad más absoluta para engendrar soluciones inteligentes, efectivas y rápidas. Tanto el presidente de Gobierno como sus socios, al anteponer el triunfo de sus ideologías sobre la razón de ser del Estado, se han encontrado, de buenas a primeras, con las picaduras mortales de esta ‘vespa velutina asiática’ metamorfoseada en virus, y han tenido que ir a refugiarse al denostado Estado Español que ellos, y no los españoles, y menos el coronavirus, estaban dirigiendo hacia el precipicio.

¡Y ahora de salvadores! ¡Ya no cuela! Debe quedarle bien claro al presidente del Gobierno, D. Pedro Sánchez, y al PSOE, que el modelo de estado y de nación emanados de la Constitución del 78 es para los partidos separatistas vascos y catalanes y para los de Unidas Podemos un estado opresor. Haber metido a Podemos en el Gobierno de España y aceptado el voto de los otros para llegar al poder conlleva entregarles todas las partidas económicas, políticas y legales a las que se comprometió.

Si Pedro Sánchez no da su brazo a torcer y sigue montado en el machito, debe ser el PSOE, como partido más votado, quien lidere la formación de un gobierno de salvación nacional, con el apoyo y la participación de todos los partidos que defienden la Constitución. Saldremos de la pandemia del coronavirus más pronto que tarde, pero va para largo erradicar este ‘sindiós’ de los mitos y de las ideologías salvíficas totalitarias.

Mucho me temo que sea el pueblo español, una vez más, quien tenga que sacrificar su vida y su hacienda para defender su libertad y la de sus hijos.

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