Por Noelia A. Erausquin, en El Comercio
Arcelor ha mantenido esta mañana una reunión con los sindicatos en la que ha advertido de que el tren de alambrón «está al borde del cierre», con el efecto que ello conllevaría para el segmento de largos y para la siderurgia en Asturias de forma general, ya que el cese de la actividad supondría un efecto dominó con impacto en la acería gijonesa e incluso en los hornos altos y el tren de carril. Los responsables de la compañía han trasladado la gravedad de la situación y piden medidas para revertir esta crisis, entre ellas el cambio de jornada laboral con la supresión de un turno, lo que permitiría minimizar las pérdidas económicas de la instalación, de las más afectadas por la importación de acero turco, pero que también sufre problemas de fiabilidad y calidad. El personal de esta instalación se sitúa entre las 250 y las 270 personas, de las que unas 200 están en producción, por lo que la supresión de un turno afectaría a una veintena de trabajadores (se pasaría del régimen 3T5 al 3T4).
La compañía planteó llegar a un acuerdo, pero como se trata de una modificación sustancial de las condiciones de trabajo de carácter colectivo se abrirá un periodo de consultas, que comenzará el próximo martes, y en el que la compañía tiene que justificar su decisión y aportar datos sobre el negocio de esta línea.
Esta es la primera medida que está sobre la mesa, pero la multinacional plantea otras que también afectarían al resto de instalaciones de largos (acería de Gijón y tren de carril), aunque aún están por definir.