Por Inaciu Iglesias, en El Comercio
Ya ven. Otro emperador desnudo. Y es que no ganamos para disgustos. La auditoria interna de las cuentas de Foro destapó demasiadas desvergüenzas. Demasiadas. Un millón en sueldos y doscientos mil en gastos varios, solo para Cascos. Que si hoteles, gasolina, peajes, prensa, el teléfono de sus hijos, zapatos, libros y hasta un psicotécnico de armas. Y minutas de abogados; muchas minutas: incluyendo su particular defensa en la causa Gürtel. Y ciento setenta mil euros por alquilar una oficina fantasma en Madrid, propiedad de su mujer. Y mi preferida: cobrar los mítines de campaña del 2011 como conferencias. Otros veinticuatro mil euros. Un artista.
¿Y qué podemos hacer con todo esto? Pues lo correcto. Ponerlo en manos de un juez y esperar la sentencia. Porque es todo muy triste. Hace nueve años, Cascos vino a remover el lodazal de la política asturiana. Y lo consiguió. Como buena cuña de la misma madera abrió en dos el pautu del duernu. Ya saben; el que vinculaba a los dos grandes partidos y a las pequeñas élites: unos gobernaban la autonomía, otros la capital, hacían negocios juntos, confundían lo público y lo privado, y entre bomberos no se pisaban las mangueras. Y, así, ciento ochenta mil votantes le otorgaron a F.A.C. su confianza y la presidencia del gobierno. Y luego vino todo lo demás. Y ahora estamos todos aquí. Obligados a tomar posición. Todos. Todos nosotros: los votantes, los militantes, los asturianos. Enfrentados a una denuncia por apropiación indebida y malversación de fondos públicos.
¿Y qué responde el interesado? Pues nada. Que la culpa es de los del bable; textualmente: «El partido está siendo destrozado desde dentro para que sirva a los intereses del PSOE aprobando sus presupuestos regionales y la cooficialidad del asturiano». Eso dice: que es todo una «cortina de humo para no hablar de las irregularidades de Moriyón y su equipo»; y que la única «apropiación indebida» es la del proyecto de FORO para «convertirlo en felpudo del Partido Socialista y llevarlo a ser el voto que necesita el PSOE para aprobar la oficialidad del bable».
Así que soy culpable. Lo confieso. Culpable de no tolerar la corrupción. Culpable de querer a nuestro pequeño y verde país. Culpable de defender la Constitución. Culpable de apoyar la oficialidad desde hace cuarenta años; incluyendo los nueve de FORO: desde el principio. Y ahora, con todo lo que está pasando, culpable de insistir en que -como casi siempre- aquí hay un problema de propiedad: de no saber quienes somos los propietarios. Porque… ¿De quién es el partido? ¿De quién el proyecto? ¿De quién es el país? Y es que, a juzgar por las siglas, caben tres interpretaciones. Una, F.A.C. es Francisco Álvarez-Cascos. Dos, F.A.C. es FORO Asturias Ciudadanos. Y, tres, como dijo Gabino de Lorenzo: «¿Saben lo que significa FAC en inglés? Pues eso». Así que tenemos tres interpretaciones y solo cabe una solución final; la más dura; la que salva el proyecto; la que va en contra de tantos intereses; la única posible para estos tiempos de tribulación: hacer lo correcto. Tan heroico como eso.
Y sí. Ya sé que, para algunos, hacer lo correcto es inútil. Que lo importante es llegar alto, aunque sea traicionando a muchos. Que la honradez es cosa de tontos. O de cobardes. Que los únicos que la denuncian son los resentidos o los traidores. O las dos cosas. Y que las ovejas lo que tenemos que hacer es callar y obedecer.
Y, al final, ese fue el gran problema de Cascos. Minusvalorarnos. A todos. Empezando por él mismo y acabando por los del bable.