Por Camino Gutiérrez, en El Comercio
Nunca hemos vivido en la España constitucional un sectarismo tan marcado como el que está practicando Pedro Sánchez este verano. Está demostrando que no va a goernar para todos los ciudadanos y sin embargo todos estamos pagando las campañas electorales del PSOE que están por venir desde hace un año, campañas que ya han dado su fruto y seguirán dándolo si fuera preciso, porque nuestro presidente en funciones vive constantemente en campaña. Lo de menos es gobernar, su objetivo parece ser el de mantenerse en la Moncloa el mayor tiempo posible.
Antes de la doble cita electoral de Abril y Mayo ‘sin querer queriendo’ (como diría ‘El Chavo del Ocho’, mítico personaje de una serie mejicana infantil) nos bombardeó con los ‘viernes sociales’ en los que cada semana se servía en bandeja de plata una medida social más aderezada de frutas confitadas, mensajes electorales desde la Moncloa gratuitos para el PSOE y que pagábamos todos los españoles a través de los medios de comunicación públicos.
Una vez pasadas las elecciones, llegado el verano y ante la imposibilidad de formar gobierno y/o la previsión de nuevas elecciones, el presidente en funciones vuelve a poner la maquinaria de campaña en funcionamiento y mantiene reuniones con agentes sociales, asociaciones y colectivos varios con el fin de elaborar un nuevo programa, lo que demuestra la volatilidad del suyo, como decía Groucho Marx: “Estos son mis principios, si no te gustan… tengo otros”, y de nuevo, ayudado por los medios públicos, está limpiando y dando esplendor a su imagen con el ventilador de precampaña en marcha, por lo que pudiera suceder.
Lo más significativo de esta maniobra es el sectarismo incontrolado de Pedro Sánchez, que sólo elige para las reuniones interlocutores amables que puedan hacerle propaganda. Así pues, está claro que no va a gobernar para todos los españoles; le importa un bledo una gran parte de la población, no sé si es buen pescador pero los caladeros se los conoce. Para muestra un botón: se ha reunido con la “comunidad educativa” (extraña forma de llamar a sindicatos y asociaciones afines) y o ha convocado a ningún colectivo que tenga que ver con la enseñanza concertada, ergo juzguen ustedes mismos. Sánchez ningunea y desdeña claramente al millón y medio de escolares que estudian en centros concertados y a sus familias, así como a los trabajadores de los tresmil centros de estas características que existen en España.
No sólo es un sectario de tomo y lomo sino que le trae al pairo nuestra Carta Magna, porque el artículo 27 deja claro el derecho a la libertad de enseñanza y el derecho a que los padres elijan el tipo de educación para sus hijos.
Si en todos los sectores hace lo mismo, nuestro flamante presidente en funciones, además de lucrarse con nuestros impuestos, está demostrando su menosprecio hacia la mitad de los españoles, no gobernará para todos y, lo que es peor, no le importa.