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El 8 de marzo, #DíaInternacionalDeLaMujer, es un día para tener presente las prioridades que aún quedan por alcanzar entre mujeres y hombres.
Asistimos con tristeza a la fragmentación entre los movimientos feministas que tanto unió el 2019 y olvidando quizás el hecho más importante: que por encima de las diferencias está lo que nos une, que no es otra cosa que lograr la igualdad. Los debates que actualmente están en todos los medios pone de manifiesto que, si bien cada movimiento tiene el derecho legítimo de mostrar sus diferencias, está enturbiando parte de los problemas sociales y económicos de las mujeres y de los que, no olvidemos, surgió la lucha feminista.
Las actuales prioridades en materia de igualdad entre mujeres y hombres de la Comisión Europea se reflejan en la actual Estrategia Europea para la Igualdad de Género 2020-2025, que responde al compromiso de la Comisión de conseguir una Unión de la Igualdad. La Estrategia presenta actuaciones y objetivos políticos para avanzar de forma sustancial hacia una Europa con mayor igualdad de género de aquí a 2025. La meta es una Unión en la que las mujeres, los hombres, los niños y las niñas, en toda su diversidad, dispongan de libertad para seguir el camino que elijan en la vida, gocen de las mismas oportunidades para prosperar y puedan conformar y dirigir por igual la sociedad europea en la que vivimos. Me siento representada en estas palabras.
El 8 de marzo no es un día festivo, es un día en el que toda la sociedad debe reflexionar que aún hoy las mujeres y los hombres no tenemos la igualdad real.