Por Jesús Martínez Salvador, en El Comercio
2020 está siendo el año más difícil, sin duda, para todos y para todo. Y es en situaciones difíciles cuando hemos de prepararnos para otros tiempos mejores, porque las ganas de superación y la esperanza no han de perderse nunca. Nos preocupa, sin embargo, que bajo la excusa de esta terrible pandemia se produzcan decisiones y acciones políticas que hipotequen el futuro de las ciudades y de la ciudadanía.
Mirando para Gijón y en concreto hacia uno de sus tesoros naturales, el Jardín Botánico Atlántico, somos conscientes de que la crisis sanitaria ha obligado su cierre temporal, al igual que al resto de museos y equipamientos culturales del municipio y de Asturias. Pero lejos de descuidarlo, los esfuerzos deberían estar centrados en preparar su reapertura dándole un mayor impulso.
Si ya en el mes de septiembre advertíamos desde FORO que la escisión del Jardín Botánico de Divertia y su integración en el área de Medio Ambiente ponía en riesgo su futuro uso y gestión, nuestros temores se acrecientan ahora, una vez que el Gobierno de Ana González confirma esta operación sin dar cuenta de cómo, cuándo y para qué.
El equipo de Gobierno no ha presentado ningún estudio que analice la escisión del ‘museo verde gijonés’, que desde su inauguración el 25 de abril de 2003 ha sido gestionado a través de una empresa municipal.
Tampoco la ordenanza fiscal recoge precio público alguno vinculado a las visitas al Jardín, algo necesario para su traslado de la empresa municipal al Ayuntamiento, con lo que hemos de suponer que será de acceso gratuito hasta que se pueda tramitar una nueva ordenanza.
Debido a la prórroga presupuestaria, Divertia debería recibir el año que viene la misma aportación municipal que en 2020. Si se efectúa la escisión del Botánico, debería restarse la parte correspondiente para trasladarla al área de Medio Ambiente y de esa forma garantizar que se puedan atender todos aquellos compromisos necesarios para mantener su actividad y conservación. Sin embargo, según se nos informó en el Consejo de Administración, habrá una cuantía inferior puesto que Divertia se reserva una parte para nuevos proyectos. Tampoco sabemos cuánto ni cuáles.
Desconocemos también quién va a ejercer las funciones de la dirección del Botánico y de su personal a partir del 1 de enero, y cómo se va a proceder con aquellos contratos que tiene suscritos Divertia para diversos servicios que afectan a varias áreas de la empresa.
Nos tememos, además, que la inclusión del Botánico en Medio Ambiente supondrá un cambio de forma jurídica que traerá consigo modificaciones a la hora de contratar servicios y hará que sea un equipamiento más rígido y lento a la hora de adaptarse a los cambios.
En reiteradas ocasiones hemos denunciado públicamente una merma muy importante en su mantenimiento, además de un retroceso en la variedad de actividades culturales y divulgativas de los últimos años, y con menos servicios a disposición de los visitantes, como el cierre de la cafetería. Hemos advertido también sobre la ausencia de un equipo que trabaje en el área científica desde hace un año, un hecho insólito en los 17 años de historia del Jardín. Sobre todo ello pediremos explicaciones en el próximo Pleno municipal.
Porque, sin apenas actividades, mantenimiento, ciencia, servicios y sin precio de entrada, al menos de momento, qué diferencia al Jardín Botánico de un parque público. ¿Es esa la intención del Gobierno de Ana González?, ¿Qué modelo de gestión va a seguir el Botánico?, ¿El mismo que le llevó a ser referente científico y uno de los centros de interés más visitado de toda Asturias, o el modelo del PSOE, anterior a 2011, donde se encontraba casi abandonado?, ¿Quién va a tomar las decisiones?, ¿Van a confiar en los trabajadores que llevan años allí y conocen bien el Jardín o lo va a dirigir un puesto político de IU? Mientras nuestros interrogantes siguen sin respuesta, el Jardín Botánico continúa cerrado al público y con un futuro incierto.