Por Eduardo Paneque, en El Comercio
El diputado cree que el Ejecutivo regional «abusa» del marketing y de lanzar globos sonda «que nunca llegan a buen término»
BALANCE DE GOBIERNO «Barbón concurrió con la promesa de que era amigo de Pedro Sánchez. Fue una gran estafa»
CRISIS SANITARIA «Pretendió hacer una dicotomía con la Comunidad de Madrid y al final perdió el Presidente»
El portavoz de FORO Asturias, Adrián Pumares (Laviana, 1989) reivindica su papel «transversal» y de llevar a la Cámara los problemas que preocupan a los asturianos.
–¿Qué balance hace de estos dos años de gobierno socialista?
–El coronavirus ha complicado cualquier labor, pero los grandes retos que había en el Principado en mayo de 2019 siguen siendo los mismos. Barbón sigue con todos los puntos sin cumplir.
–¿Se puede culpar a la pandemia?
–No sirve de justificación para todo. El medio rural está más abandonado que nunca, ahí están las infraestructuras, ganadería, no saber impulsar el Área Metropolitana, etc. Cada día nos lanza globos sonda y marketing con ideas que nunca llegan a buen término.
–¿Se está fiando demasiado a los fondos europeos?
–Es un riesgo. Los expertos señalan que son el último gran tren que puede coger Asturias. Pero incluso en esto se está actuando mal y tarde. No hay transparencia, no sabemos ni qué proyectos se van a primar.
–Usted dice que en Madrid no nos hacen caso, ¿de verdad lo cree?
–Adrián Barbón concurrió a las elecciones con una promesa muy clara: «Yo soy amigo de Pedro Sánchez y a Asturias le va a ir mejor si soy presidente del Principado». Se está viendo que fue una gran mentira que debe ser catalogada como estafa electoral.
–Pero, por ejemplo, en la Alianza por la Industria se logró un amplio apoyo con el que se fue a Madrid.
–Llegamos a un acuerdo que daba una fortaleza enorme al Presidente, con toda la sociedad asturiana detrás, para ir a negociar con el Gobierno de España. No la aprovechó. Al revés, la dilapidó. Lo que hizo fue mandar una carta por mensajería que es inaceptable e intolerable. Pero esto también sucede porque tenemos un consejero de Industria que no sabe muy bien para qué está en el cargo. No le recuerdo ninguna iniciativa de calado político.
–Entonces, ¿ya no estarán en más pactos o alianzas?
–Cuando me llamen participaré porque es positivo. En todo lo que pueda hacer para dotar de mayor legitimidad y fortaleza de cara a exigir al Gobierno de España, estaré.
–También apoyó los presupuestos, ¿se arrepiente cinco meses después?
–Era una situación muy complicada y cuando llegué a acuerdo aún no habían entrado ni Podemos ni Ciudadanos. Mi voto era decisivo y lo hice tras muchas conversaciones con agentes implicados que me subrayaron la necesidad de contar con un presupuesto y un paquete de ayuda porque nos jugábamos mucho. Pero, recientemente pregunté por el grado de ejecución y es preocupantemente bajo.
–Parece que la paciencia se va agotando, ¿cuántos tíquets le quedan?
–No es cuestión de paciencia. Cuando llegas a un acuerdo piensas que la otra parte lo va a cumplir. Por ejemplo, con el plan de vías de Gijón, había un documento firmado y no se está cumpliendo. ¿Cuál es el valor de la palabra dada? Yo no incumplí nada. Ellos tendrán que decir si están en condiciones de decir lo mismo.
–¿Salud o economía es pervertir el debate?
–Es una tontería. Nadie ha pretendido anteponer una u otra. Lo que pasa es que el Gobierno confundió ser el más duro con el que mejor gestiona.
–¿Se pecó de euforia tras la primera ola?
–Pretendió hacer una dicotomía con la Comunidad de Madrid que da la impresión de que al final perdió Barbón. Una batalla que nadie le pidió.
–Pero no hubo cuarta ola y en otras, como Madrid, sí.
–Lo que digo es que no se hizo mejor que otras comunidades autónomas. Solo hay que superponer las curvas con las medidas menos restrictivas. Queda claro que mayores restricciones no implica gestionar mejor la pandemia.
–Hace un año hubo una reestructuración de Gobierno, ¿hacen falta recambios?
–Fui el primero que pidió el cese de la consejera de Educación y lo sigo manteniendo y reclamando. Es el cambio más urgente, relevante e importante.
–¿Pedro Leal pertenece al grupo parlamentario?
–La situación es muy clara. Está expulsado del partido, a todos los efectos es un tránsfuga, pero la Junta sigue trámites diferentes.
–¿Usted es el diputado 27?
–Si soy el 27 es que hacen falta otros 26.
–Pero si los otros 26 son fieles a su programa electoral habrá oficialidad.
–El programa de FORO Asturias es claro y actualmente no existe ese consenso que figura.
–¿Cómo se mide ese consenso?
–En España son tres quintos.
–Y por ello, si usted lo apoya, lo sumarían.
–Hay 26 diputados más. Y lo que dice mi programa electoral es que en ese momento (2019) no existía.
–No cierra la puerta.
–Ya dije públicamente que soy partidiario de tener ese debate en el seno del partido. De hecho, ya lo introduje. Es un hecho que en Asturias hay problemas, por ejemplo, para presentar una tesis en la universidad, registrar los estatutos de una empresa o en la Junta. Cualquier persona que quiera utilizar el asturiano tiene que poder hacerlo. Desde la voluntariedad. En eso voy a poner todo mi empeño.
–Si me dirigo a la Administración en asturiano, ¿me tiene que atender en asturiano?
–Sí, tiene derecho a ello. Esto no quiere decir que todos los funcionarios tengan que saberlo. Nadie en el Principado está barajando que para ser médico o enfermera tengas que saberlo.
–¿Y obligatorio en las escuelas?
–Aún no hay un modelo sobre la mesa.
–Aprovechando la reforma estatutaria, ¿introduciría los decretos ley?
–No, porque diluye la importancia de la Junta
–Usted ya coincidió con Barbón como concejal en Laviana, ¿cómo es el trato?
–Una cosa es el trato persona, que es bueno. En lo político, creo que ni fue buen alcalde ni es buen presidente.