“Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios”. La frase célebre del poeta británico Alexander Pope difícilmente podrá aplicarse al Gobierno del Ayuntamiento de nuestra ciudad si persiste en desoír a la sociedad civil, respaldada por una sentencia judicial que tumba el ‘cascayu’ y ordena la restitución del tráfico en el Muro.
Este Gobierno actuó mal y manera chapucera desde el inicio. Así lo advertimos en el pasado Pleno y así lo recoge el auto del TSJ, que declara la incongruencia de la solución adoptada con la necesidad que se quería cubrir; la finalidad perseguida ya se había resuelto con las medidas adoptadas en mayo, en plena pandemia. También declara la sentencia que, tras la prueba pericial practicada a instancia de Stop Muro, el proyecto en absoluto era provisional sino que tiene vocación de permanencia citando en su apoyo, nada menos que 9 actuaciones que así lo prueban. También se declara contrario a derecho, la contratación de las obras por el excepcional procedimiento de emergencia: hacer el cascayu no es arreglar un argayu. Tampoco se respetaron las previsiones del vigente Plan Especial de El Muro, sobre todo de asegurar la circulación rodada en ambos sentidos.
Dada la contundencia de los argumentos, lo lógico sería no apelarla. Pero este Gobierno de PSOE e IU es tozudo, muy tozudo.
A la sentencia del TSJ se suma ahora un nuevo varapalo judicial. El Juzgado Contencioso-administrativo número 1 de Gijón vuelve a dar la razón a Stop Muro y ordena ejecutar provisionalmente la sentencia con la que avalaba suprimir el ‘cascayu’, un fallo judicial emitido en marzo y recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) por el Ayuntamiento.
Si el Gobierno de Ana González continúa su huida hacia adelante, desoyendo a la oposición, a los ciudadanos y hasta a los tribunales, se verá abocado a una probable sentencia firme del TSJ a escasos meses de los comicios. Si hubieran rectificado a tiempo, nadie se acordaría ya. Pero su tozudez y sectarismo se lo impide. Y eso se paga.