«Barbón tiene de positivo cierta voluntad de diálogo, aunque en muchos casos solo es un gesto»
Entrevista a Adrián Pumares, secretario general de FORO, en La Nueva España
-Ponga nota al año de Barbón.
-Es necesario tener en cuenta que durante gran parte de ese año el Gobierno del Principado tuvo que luchar contra la crisis del coronavirus. Pero desde el inicio de la legislatura, tanto el presidente del Principado como sus consejeros parecen más preocupados de la fotografía y el titular que de implementar medidas que de verdad solucionen los problemas de Asturias; a eso hay que unir el seguidismo del Presidente Barbón al Gobierno de Sánchez. Le pondría un 3, siendo generoso y teniendo en cuenta que es el primer año de legislatura y este Gobierno se topó con la crisis del coronavirus.
-Marque el «debe» y el «haber».
-En el haber, cierta voluntad de diálogo con todos los grupos políticos y la búsqueda del consenso; si bien esta voluntad de diálogo y consenso se ha quedado únicamente en un gesto de cara a la galería en numerosas ocasiones a lo largo de la legislatura. En el debe, cierta parálisis en la toma de decisiones por parte de este Gobierno. Como dije antes, el Presidente y los consejeros parecen más preocupados de la fotografía que de solucionar de verdad los graves problemas a los que tiene que hacer frente el Principado de Asturias. Además, como consecuencia del seguidismo de Barbón a Pedro Sánchez, este Gobierno no ha defendido con la suficiente contundencia y energía los intereses de Asturias y de los asturianos ante el Gobierno central, sino que se ha plegado en numerosas ocasiones a sus decisiones, generalmente más beneficiosas para otras comunidades. En definitiva, ha priorizado los intereses partidistas a los intereses generales del Principado de Asturias.
-El Presidente prometió que contaría con todos los grupos parlamentarios para llevar con una sola voz los problemas de Asturias.
-En algunas cuestiones como la reforma del sistema de financiación autonómica, sí que se ha contado con todos los grupos políticos. Pero en numerosas cuestiones fundamentales para nuestra región, como son los graves problemas de nuestra industria o la despoblación que sufre el Principado, ha priorizado la defensa de los intereses partidistas, y no ha defendido los intereses de Asturias ante el Gobierno de Sánchez, a pesar de contar con amplio respaldo en la Junta General.
-¿Se ha gestionado bien la pandemia?
-Con excesivo triunfalismo. No me duele prendas en reconocer que ningún gobierno estaba lo suficientemente preparado para gestionar una crisis de esta magnitud, pero no tiene justificación posible el excesivo optimismo y triunfalismo con el que se enfoca la gestión de la pandemia. La falta de equipos de protección de nuestros profesionales sociosanitarios, la incapacidad y falta de liderazgo de la consejera de Educación, las situaciones dramáticas vividas en las residencias de mayores, que fueron pavorosas y ponen los pelos de punta a cualquiera€ Hay muchísimas cosas que no se hicieron bien, y que el Gobierno debe reconocer para no volver a caer en los mismos errores.
-¿Toca reformar la Administración?
-Es imprescindible. De hecho, llega muy tarde, y es bastante triste que haya tenido que llegar una pandemia para que el Gobierno del Principado se diese cuenta. Resulta fundamental una reforma que permita que la Administración se centre únicamente en las actividades que de verdad le corresponden, eliminando la suplantación de la actividad privada, auténtica generadora de riqueza y empleo. Es urgente eliminar duplicidades en los procedimientos, suprimir organismos y empresas públicas que no resultan útiles a la ciudadanía, y mejorar y potenciar la regulación y la supervisión. La clave es lograr tener una administración con un tamaño razonable y que esté verdaderamente al servicio de la ciudadanía.
-¿Qué retos hay que afrontar?
-Además de la reforma de la administración autonómica, de la que ya hablamos, la delicada situación que vive nuestra industria, con unos costes energéticos y regulatorios que impiden que nuestras empresas compitan con los países de nuestro entorno; el aislamiento en el que seguimos, por tierra, por mar y por aire, que es insufrible e inadmisible tanto para nosotros como para los asturianos que quieren volver a casa y no pueden, y un auténtico lastre para nuestro sector turístico y para nuestras empresas; el futuro de nuestro sector agroganadero, que vive también una situación tremendamente complicada; y el invierno demográfico que vive nuestra región, especialmente en las zonas rurales. Pero para afrontar con éxito estas cuestiones, resulta imprescindible valentía a la hora de tomar medidas y contundencia a la hora de defender los intereses de Asturias ante el Gobierno de Sánchez, anteponiéndolos a los intereses partidistas.