Por Laura Castro, en El Comercio
En noviembre apagará indefinidamente el horno alto ‘B’, lo que implicará un recorte de producción adicional a los 700.000 ya previstos en Asturias
La delicada situación que afronta la industria asturiana, afectada por loscostes energéticos y del CO2 y amenazada por la transición energética, se agravó en el momento en el que Arcelor hizo saltar las alarmas el pasado 6 de mayo cuando anunció un recorte para las factorías asturianas de 700.000 toneladas. Y más aún, cuando unos veinte días después advirtió de que ampliaría indefinidamente la parada del horno alto ‘B’, programada a partir de octubre para un mantenimiento extraordinario, que consiste en cambiar los ‘staves’, los circuitos de refrigeración de la instalación.
La multinacional había fijado el mes de octubre para el inicio de estos trabajos, pero finalmente lo aplazará a noviembre. Este leve retraso está relacionado con los problemas que la siderúrgica está teniendo en la planta italiana de Ilva, por la caída de una grúa y el posible cierre de un horno alto por mandato de la Fiscalía del país. Asimismo, para evitar el desabastecimiento de mineral de hierro, la empresa ha decidido asumir un «puntual y leve» repunte en la producción de las factorías asturianas, que no evitará en ningún caso los recortes que están previstos y cuyo impacto será especialmente notable a partir de otoño.
Un ajuste de 3,2 millones en Europa
El recorte en Asturias supera las 700.000 toneladas
A principios del pasado mes de mayo Arcelor anunció un recorte en Europa de 3,2 millones de toneladas, del que el 20% corresponde a Asturias. Esto son 700.000 toneladas, el 16% de la producción total de las factorías de Gijón y Avilés, que el año pasado ascendió a 4,2 millones (4,9 millones en el caso del arrabio). Es el mayor recorte en las plantas de la región desde el apagado de un horno alto en 2009, en plena crisis. Al principio, la medida se concentraba en las plantas con «peores costes marginales», según apuntaron fuentes de la empresa. Es decir, las de Asturias y Polonia, pero la siderúrgica no tardó en extender los ajustes también a Italia, Francia y Alemania.
Apenas unos días después de anunciar la decisión, Arcelor iniciaba restricciones en los hornos altos. No obstante, el grueso del ajuste se prevé para el cierre del tercer trimestre y especialmente para el cuarto. La multinacional insiste en que se trata de una decisión temporal, pero no hay una previsión sobre en qué momento se podría retomar la normalidad y reconoce que no espera que el mercado vaya a remontar en el corto plazo. Fruto de esta situación, Arcelor ejecutó la mayor parada de los últimos siete años en sus plantas asturianas con 400 empleados afectados durante una semana. Se trataba del personal de producción a turnos en el tren de bandas en caliente (TBC) y el taller de cilindros. En total, se fueron a casa durante siete días de junio y la medida afectó también al tren semicontinuo, a los parques y a la línea de saneo. Con esta parada, la empresa aspiraba a reducir la producción en unas 80.000 toneladas, el 26% de las 300.000 actuales que expide.
Tras los hornos altos y el TBC, llegó el ajuste a la acería de Avilés de 45 a 35 coladas. Este último recorte aún no se está notando demasiado por el leve aumento de producción propiciado por los problemas en Ilva, pero la empresa prevé mantenerlo varios meses. Además, esta misma semana el presidente de Arcelor, Lakshmi Mittal, anunció que el ajuste previsto para Europa, de 3,2 millones, se incrementará en otro millón más en el conjunto del año.
Otras 100.000 toneladas menos
El horno alto ‘B’ parará de manera indefinida
No había pasado ni un mes desde que Arcelor había anunciado el recorte de 700.000 toneladas cuando lanzó un segundo golpe a las plantas asturianas. La siderúrgica anunció que la parada del horno alto ‘B’ de la factoría gijonesa, programada para un mantenimiento extraordinario en otoño, se prolongaría de manera indefinida. Esto implica una nueva rebaja de la producción de 100.000 toneladas cada mes que la instalación permanezca parada y tanto la empresa como los sindicatos estiman que afectará de forma directa a más de un millar de trabajadores.
Importar cok
Las baterías de Avilés se apagarán en octubre
Oswaldo Suárez, consejero delegado del Clúster Asturias de Arcelor, transmitió a los representantes sindicales en junio que la situación actual era más difícil, incluso, que la vivida en los momentos más duros de la crisis. Les explicó que el otoño será muy complicado para las plantas de Gijón y Avilés por las importaciones de acero de productos extracomunitarios, el coste del CO2 y los altos precios energéticos.
Las baterías de cok de Avilés se apagarán el 1 de octubre, tres meses antes de lo previsto. La obra de las nuevas baterías de Gijón ha sufrido varios contratiempos y no estarán listas a tiempo. Se estima, de hecho, que hasta finales de abril de 2020 no podrán estar plenamente productivas. Esto obliga a Arcelor a importar cok para seguir funcionando y lo harán a través de los excedentes de Europa, generados por las paradas de los hornos de Cracovia, Bremen, además del de Gijón.
De esta manera, el apagado de las baterías de cok, la parada del horno alto ‘B’ y la de la acería de Avilés -para finalizar la reforma iniciada en 2016- estarán prácticamente acompasadas. Y aunque no hay fechas sobre la mesa, es seguro que la situación tarde varios meses en normalizarse. Tampoco está claro cómo afectará todo esto a las líneas acabadoras, pues todo dependerá del mercado, pero la empresa ya dejó claro que si hay cartera de pedidos se traerán desbastes de otras factorías para que sean laminados aquí.