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Arcelor lleva sus recortes a la acería de Gijón y plantea prescindir del 20% del personal

por netastur

Por Noelia A. Erausquin, en El Comercio

La medida no ha sido recibida con sorpresa por parte de los trabajadores de Arcelor, pero sí con indignación. La multinacional anunció ayer que plantea prescindir del 20% del personal de producción de la acería de Gijón (LDG), una cifra que ronda los 45 operarios, y que no supondría salidas traumáticas, que aunque no se han determinado, en el caso del gigante siderúrgico suelen ser prejubilaciones o recolocaciones en otras instalaciones.

El plan de la compañía implica eliminar uno de los cinco equipos que trabajan en la LDG, pero sin suprimir turnos. Se trata de pasar del sistema 3T5 al 3T4 y mantener la producción. «Es trabajar más para hacer lo mismo», resumían gráficamente ayer fuentes sindicales, que señalaban también que no queda claro qué implicaciones tendrá este plan en el resto de personal, como es el de mantenimiento. Al modificarse sustancialmente las condiciones de trabajo se abrirá un periodo de consultas que durará como máximo 15 días y que se iniciará el próximo martes.

Arcelor lleva varios años alertando de que las plantas asturianas están perdiendo su posición competitiva, un problema que con la crisis del acero se ha visto agravado y se considera ya insostenible. De hecho, ha advertido de la grave situación en la que se encuentran las líneas de largos, para las que la acería de Gijón suministra los desbastes y donde ya se han planteado ajustes, por lo que ahora sube los recortes un peldaño en el proceso de fabricación.

Ganar productividad se ha convertido en una obsesión para el máximo accionista de Arcelor, Lakshmi Mittal, y para ello hay dos caminos: aumentar la producción o reducir los costes. En la coyuntura actual, marcada por la caída de la demanda y la guerra comercial, es esta segunda vía la elegida por la multinacional. «Reducir los costes, adaptar la producción y asegurar que la empresa siga generando un flujo de tesorería positivo» fue la receta que, precisamente, dio la pasada semana el propio Mittal, tras anunciar que el grupo había perdido 517 millones hasta septiembre.

Esa obsesión se traduce en Asturias en ajustes que van desde las paradas realizadas en distintas instalaciones y la aplicación del ERE de forma masiva a los planes de productividad que implican amortización de puestos. Lo que ahora se pretende en la acería gijonesa es que se siga trabajando a tres turnos, 21 semanales, pero con menor personal y así que el coste por tonelada se reduzca. Este ajuste se diferencia así del propuesto para alambrón, en el que sí se suprimían turnos -de 21 a 17- y se reducía la producción.

Además, la multinacional también planteó ayer agrupar las minitandas de vacaciones previstas para el próximo mes de diciembre, para realizar una parada del 22 al 1 de enero y así evitar contratar personal eventual, un aspecto que según los sindicatos contraviene la legislación, ya que los trabajadores tienen derecho a conocer sus vacaciones con dos meses de antelación.

Los argumentos que esgrimió ayer Arcelor para este nuevo ajuste son los que lleva poniendo sobre la mesa en el último año, como la coyuntura internacional que afecta al acero, con la desaceleración de la demanda, los efectos de la guerra comercial -invasión de importaciones siderúrgicas y caída de precios- y el Brexit, además de los sobrecostes que suponen los derechos de emisión de CO2 y el alto precio del mineral de hierro y de la electricidad.

Esta justificación no convence al comité de empresa. CC OO calificó ayer la propuesta de una «aberración», mientras que UGT esperará al martes, cuando se conozcan más detalles, para realizar una valoración formal. USO, por su parte, consideró la medida «un recorte puro y duro sin justificación» y CSI ve «completamente inviable» producir lo mismo con esa reducción de personal y cree que sería «volver 20 años atrás».

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